En la helada noche de invierno el cabo vio una luz extraña cerca del cuartel. Se llevó varios soldados para ver de qué se trataba. Llegaron hasta un arroyo y la luz apareció de nuevo, a sus espaldas. Se dieron vuelta y contemplaron un plato volador posado sobre la pista de aterrizaje y tres seres que avanzaron hacia ellos. Los militares abrieron fuego de inmediato, sin efecto alguno, y enseguida quedaron paralizados. Los seres volvieron al plato y salieron disparados hacia el cielo. Parece una película pero ocurrió de verdad. Fue en Olavarría, en julio de 1968, un año muy particular en cuanto a apariciones de ovnis en todo el mundo y, por supuesto, en Argentina. La ciudad del centro bonaerense, en particular, mostró ese año tanta actividad platillística que hasta se comentó que el guionista de la serie “Los invasores” quería filmar una película en la zona que reflejara su “tradición extraterrestre”, al decir de autores de la época.
El primer caso extraño en el partido sucedió el 2 de julio. Ese día, en pleno mediodía, un chico de 15 años llamado Oscar Iriart bordeaba un alambrado del campo de 70 hectáreas que explotaba su familia. Vio dos personas que le hacían señas y se acercó. Junto a ellos había un artefacto imposible, un plato de 2 metros de ancho por 1 metro de altura apoyado en tres patas. Según relata Héctor Anganuzzi en “Historia de los platos voladores en Argentina”, los seres tenían “una estatura próxima a los 2 metros”, y “sus piernas eran semitransparentes, pues a través de ellas se veía el pasto del campo”. Agrega que “lucían tricotas rojas”. En ese momento, no se sabe si en voz alta o de forma telepática, le dijeron al adolescente: “Usted va a conocer el mundo”. Los seres insistieron: “Nosotros lo llevaremos, aunque ahora nos resulta imposible porque tenemos sobrecarga en nuestra nave”. Y como promesa de otro mundo le dieron un papel antes de partir en el platillo. El chico llegó a la casa, contó la historia y les mostró el mensaje a sus padres. El texto, escrito en media hoja de cuaderno, decía textualmente: “Uste conocerá el mundo. P. Volador”.
Julio tenía más sorpresas para los olavarrienses. El fallecido escritor Dante Rivera, que fuera presidente de la biblioteca local 1º de Mayo, relata en “Los ovnis y el futuro de Argentina” el caso de Oscar D’Onofrio, que el domingo 7 viajaba con un amigo hacia General Alvear por caminos rurales. A las 5.50 de la madrugada, antes de llegar a la entrada de Crotto, “divisan una luz blanca semejante a la de un tubo fluorescente, instantes después comienza a ratear el motor y luego se detiene totalmente, como así la radio del auto que venían escuchando; se bajan y comienzan a caminar pero de pronto una luz potente los enfoca quedando paralizados sin poder moverse, pudiendo oír y tener conciencia de qué pasaba”. En ese momento se repite la experiencia de Iriart, ya que “junto al aparato el Sr. D’Onofrio observa dos seres con trajes de color plateado, de altura normal, y luego de unos instantes se dirigen al aparato, la luz disminuye de intensidad, suben al mismo, la luz cambia al rojo y luego al blanco otra vez, para en un instante elevarse en forma vertical a toda velocidad y sin producir ruido”. Al desaparecer de la vista de estas personas la nave, D’Onofrio y su acompañante recién recobraron la movilidad.
Viernes 19
El plato fuerte de ese mes, lo que ocurrió en el Regimiento de Caballería de Tanques 2 o “C-2”, tuvo lugar el viernes 19 y tuvo una amplia cobertura en el diario local El Popular. El título principal de la página 5 de la edición del día siguiente fue “Un plato volador con tres tripulantes habría aterrizado en la guarnición militar local y se habría abierto fuego contra ellos”. No deja de llamar la atención el potencial “habría”. La historia le fue contada a un periodista por una persona que había escuchado trascendidos, pero fue imposible conseguir una confirmación oficial. Años después se supo que la fuente era Miguel Ángel Di Guilmi, “joven fotógrafo de El Popular que estaba cumpliendo el servicio militar”, según contaría el ufólogo Roberto Banchs.

El “fantástico suceso” que publicó el diario sucedió “alrededor de la 1.30 o las 2 de la madrugada” cuando “se iba a proceder al relevo de la guardia por parte de un cabo cuyo nombre nos reservamos”. Éste “poco antes de proceder a esa formalidad habría avistado una luz extraña cerca del cuartel, por lo cual solicitó permiso para efectuar una recorrida, obteniendo compañía de otros cuatro -hay quienes dicen que fueron tres y otros, dos— soldados, todos armados con ametralladoras de mano”.
El objeto “habría sido avistado por el suboficial en las cercanías del arroyo Tapalqué, que como se sabe pasa por la parte posterior de la zona militar citada”, así que fueron hacia ese lugar. “Habría sido entonces cuando, detrás de ella, habría vuelto a aparecer la luz, que al darse vuelta sus integrantes les permitió ver al objeto posado sobre la pista de aterrizaje para aviones”.
A su lado “estaban parados tres extraños seres que hicieron ademán de avanzar hacia la fuerza militar. El cabo fue el único que tuvo tiempo de aprestar su arma y efectuar de inmediato una ráfaga con la misma, que habría alcanzado a disparar cuatro o cinco tiros. Pero el efecto en los tripulantes al parecer fue nulo: los disparos no causaron en ellos daño de ninguna clase”.
El texto continúa: “Mientras los desconocidos personajes mantuvieron bajo su mirada al cabo y a los soldados, todos éstos se sintieron paralizados por completo, y fueron ya incapaces de utilizar sus armas. Por último, los tripulantes del desconocido aparato, subieron en el mismo y en medio de una gran luz éste se alejó en forma vertiginosa y fue entonces cuando los soldados y su superior pudieron recuperar sus facultades físicas”.
El hecho se ve en la imagen de portada de este post, que he tomado de la enciclopedia de editorial Cíclope “Enigmas y misterios del espacio” (Barcelona-Buenos Aires, 1977). O, como se la conoce en el mundillo ovni, “la enciclopedia Cíclope”.
Volviendo a El Popular, debajo de la información sobre el suceso en el cuartel hay un recuadro con un título llamativo, nada menos que “Hoy: platos voladores en la B. 1º. de Mayo”. Ese día 20 de julio se realizó “la reunión constitutiva de una agrupación de vecinos interesados en el estudio y observación de los denominados ovnis”. Entre los participantes estuvo el citado Dante Rivera. Al día siguiente el diario anunciaría la formación de COROVNI, sigla de Centro Olavarriense de Rastreadores de Objetos Voladores No Identificados.

El 21 de julio: desmentida
El 21 de julio, El Popular publicó que el segundo jefe del C-2, el mayor Julio César Cattani, afirmó que las versiones sobre el tiroteo con los seres “carecen de asidero”. Mientras que al día siguiente, con el título en mayúsculas “DESMENTIDA”, se transcribió un comunicado oficial del Ejército, en el que se afirma que “los hechos mencionados han sido objeto de la investigación correspondiente sin que exista el más mínimo indicio que hagan verosímiles las versiones publicadas respecto de un OVNI y seres extraterrenos”. Y se añade que la guarnición “mantendrá informada a la opinión pública de todo asunto de interés rechazando la difusión. de versiones alarmistas que atenten contra la tranquilidad de la población y la seriedad del Ejército”. Ahí nomás el diario hizo su descargo y contó la catarata de negativas que encontró el cronista cuando quiso contactarse con jefes del regimiento para que le confirmaran o no las versiones del hecho.

El diario no volvió a hablar del ataque, pero el caso ya se había hecho conocido, más allá de la negativa de las autoridades. De hecho, la revista Gente publicó el 1º de agosto, en su número 158, que los protagonistas del hecho fueron “el cabo Menéndez y los soldados Flores y Hernández del Regimiento 2 de Tiradores de Caballería Blindada General Paz, de guardia en la unidad. Ellos habrían sido trasladados a la Escuela de Suboficiales en Campo de Mayo, donde estarían unos días bajo observación”, según comenta el ufólogo Roberto Banchs en un artículo.

1968 fue un año de casos asombrosos relacionados con la temática ufológica en el país, de los que todavía se habla y mucho: dos empleados de un casino de Mendoza recibieron un mensaje extraterrestre grabado en la puerta de su auto, los Vidal desaparecieron mientras viajaban hacia Maipú en su auto y aparecieron en México, y en este caso que recién contamos, soldados de Olavarría estuvieron “a los tiros contra un ovni”. ¿Verdaderos o falsos? Más allá de vaguedades y desmentidas oficiales, lo importante aquí son los relatos, que lograron dejar su huella en la memoria colectiva.
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